miércoles, 17 de marzo de 2010

I know where I am


He esperado nueve años de mi vida. Antes de seguir, quisiera decir que este post es un paréntesis en la temática del blog. No acostumbro a poner temas personales aquí, pero estoy muy entusiasmado y ruego su comprensión.

Yo tenía diez años y mi vida era tan simple como la de un infante de clase media. Mi cultura musical era escasa, me conformaba por escuchar el típico rock ochentero, si, ese rock aburrido que pasan en la radio. Recuerdo que también escuchaba Michael Jackson, fui un gran admirador de él un tiempo. No obstante, sentía que mi vida carecía de algo, no me sentía del todo lleno, del todo vivo, buscaba algo más. Es curioso porque a esa edad no te importa nada y lo único que quieres es diversión, juguetes, videojuegos, pasar el tiempo con tus amigos. Pero para mí, vivir era como comer un helado sin dulce.

Pasó el tiempo y por ahí encontré un disco de los Prisioneros entre la colección de discos de la familia. Me llamó la atención, había escuchado sobre ellos y algo de su música. “Sexo” me parecía una de las canciones más atrevidas. Lo puse y me gustó, las canciones eran buenas. Era un rock rebelde pero muy honesto. Pasé buenos ratos memorizándome las letras y cantándolas. Ponía el disco a volumen alto y me gustaba esa sensación. Más aún, no llegaba a satisfacerme por lo que seguí con mi búsqueda. Algo iba asomándose.

Mientras tanto yo continuaba con mi vida. Pero todo estaría por cambiar.

Cuando llamaba a mi amigo de toda la vida, quien era mi vecino y compañero de clase a la vez, escuchaba un ruido fuerte pero llamativo. Cada vez que iba a su casa, ese mismo sonido estaba en todo el ambiente. Siempre que entraba a su hogar, me llenaba de energía, esa música tan fuerte, tan rápida, tan alocada, tan ruda, pero… ¿qué era? ¿Acaso era esa música lo que tanto buscaba?

No pregunté y dejé que pasen los días; sin embargo, me gustaba mucho escuchar esa música, sonaba muy fuerte, era su hermano, el mayor, él era el responsable de que esa música se escuchara por todo el vecindario cuando llegaba con el carro de su padre. De ponerla a todo volumen cuando se bañaba o simplemente estaba en su cama.

Un día, lo llamé a mi amigo y sonaba una de esas canciones tan poderosas “¿qué suena, ah?”, pregunté por fin. “Es mi hermano y su música loca”- se quejó. “Oe ¿puedo ir a tu jato?”. Cuando llegué, la música seguía y después de huevear un toque le pregunté “¿Qué grupo es ese?”, “Guns n’ Roses”. Guns n’ Roses, Guns n’ Roses, así se llamaba esa espectacular banda que en los últimos días me había hecho vibrar cada vez que iba a esa casa. No dudé en decirle que me gustaba pero no le importó mucho. Ese día, cuando llegué a mi casa sentía que mi vida había cambiado, o estaba en proceso de cambio. No se me fue el nombre de Guns n’ Roses de la cabeza, el riff de Sweet Child O’ Mine sonaban una y otra vez en mi cabeza y el famoso “shanananana knees knees” de Welcome to the Jungle daba vueltas y vueltas.

Al día siguiente fui nuevamente a la casa del frente. Estuve conversando con mi amigo cuando vino su hermano mayor y se sentó con nosotros, era mi amigo también. Lo primero que dijo fue “oe chato de verdad que te vacila los guns?”, yo me quedé asombrado y con los ojos brillosos del entusiasmo (como ánime) le dije “¡sí! ¡sí!”. “Entonces ven”. En ese momento me puse de pié y caminé detrás de él, seguía sus pasos, pasos que me llevarían a la gloria. Entramos a la habitación que compartían los hermanos, había posters, cuadros, fotografías. Por su puesto que ya las había visto pero lo que yo no había visto era la inmensa colección de discos, entre álbumes y recopilaciones, cassettes de VHS y de radio, material inédito y cosas que sólo un fan puede tener. Puso un video y me empezó a dar unas clases de Guns n’ Roses. Me mostró los integrantes y una breve historia de la banda y su separación. Quedé maravillado, estaba en la gloria, mi vida cambió. Lo que buscaba era una banda poderosa, una banda enérgica, ruda y rebelde. La había encontrado. Guns n’ Roses, ese es el nombre de la banda que cambió mi vida y me abrió las puertas a un nuevo horizonte musical. Les dije a mi padres que me compraran un disco de los Guns, fuimos a Magdalena y me lo compraron, era uno doble, bambita por su puesto, pero tenía la mejor selección de canciones. Al llegar a mi casa, corrí a mi cuarto, saqué el minicomponente, mande al diablo la basura de la radio y deje a un lado a los Prisioneros, puse el disco y subí el volumen. Los primeros acordes de Welcome to the Jungle sonaron y mi vida cobró sentido. Estaba predicho, mi vida necesitaba esa música, mi cuerpo la exigía y se la di. Guns n’ Roses cambió mi vida y cada vez que los escucho, ya sea con los nuevos o antiguos integrantes, es como si fuera la primera vez, me siento vivo, vuelvo a nacer. Ustedes se imaginaran como me siento ahora que falta sólo una semana para que toquen aquí. Esa es otra historia. Gracias.

sábado, 13 de marzo de 2010

Fotos perfectas, aún para los imperfectos


Cómo escribí con anterioridad, en un post referente a la moda, las fotos son un factor importante en el desempeño de esta. Basta entrar a una red social para poder apreciar fotos de nuestros contactos. Sin embargo, muchas de estas fotos son engañosas, como dice mi post nunca confío en las fotos y acá les demuestro la razón. Mucho cuidado con enamorarse de alguna chica o chico sólo por ver su fotografía, recomiendo verlo en persona y Dios quiera que no sea como nuestros amigos del siguiente video. Espero no dar al descubierto a nadie.

Este es un comercial de Samsung, muy bueno y verdadero, supongo que mucha gente se sentirá identificada con él, hablo de todos aquellos que son maniáticos de tomarse fotos a sí mismos y salir perfectos. Espero que no.

"Fotos vemos, caras no sabemos".

jueves, 4 de marzo de 2010

Déjenlo así nomás

Una de las cosas que decidí acerca de este blog fue no hablar entrar en temas políticos; sin embargo, creo que eso es imposible pues hay tanta "'¡3#¿@ que da ganas de hablar. Bueno, lo que me llevó a todo esto fue algo indignante. Todos hablan de lo ocurrido con Chile y Haití (terremotos), todos se solidarizan con ellos, todos alientan a esos países para que salgan adelante. Sin embargo; nadie se acuerda de lo que ocurrió en Pisco hace unos años. Esta bien que nos solidaricemos con todos, pero no es posible que el grandioso y enorme Alan tenga la c... querer, primero, mandar dinero a Haití y luego a Chile, mientras que en su propio país hay una ciudad destruida desde hace tres años y no hace nada al respecto. Apuesto a que los demás países en 3 años estarás reconstruidos en su gran mayoría, mientras que acá sigue igual.

Todo eso lo hace porque quiere figurar entre los grandes, ese es Alan, siempre con aires de grandeza, camuflándose con los grandes estados. Es gracioso porque es como que un niño débil y pobre quiera ayudar a otro más fuerte y con más dinero. De repente esto lo hace para que tomen en cuenta a Perú en sus tratados o simplemente para que lo tomen en cuenta a él. No sé en realidad, pero que primero lo haga para su propia patria y no para otros.